Llevaba bastante tiempo con esta serie en mi poder, entre otras tantas de anime, y por fin me he dignado a verla. La verdad es que los robots (género mechas para los japos) no es un tema que me haya atraído mucho en el anime y por eso la he dejado olvidada tanto tiempo. Pero ha merecido la pena verla.
En el año 2000 un meteorito se estrelló (Segundo Impacto) sobre la Antártida derritiendo los polos y alterando el clima y la inclinación del eje terrestre. La mayoría de la población mundial perece por estas consecuencias y la ONU funda varias ciudades para la supervivencia de la humanidad. Tokio-3 es una de ellas. Más tarde se desvela que el impacto está relacionado con pruebas científicas.
En el año 2015 termina el periodo de paz y prosperidad y la ciudad de Tokio-3 comienza a recibir los ataques de unos robots orgánicos denominados ángeles. El objetivo de estos ataques son siempre sobre Tokio-3, el motivo se desvela al final de la serie. La ONU decide crear una organización científica llamada NERV con capacidad de enterrarse bajo la superficie y blindada ante los ataques de los ángeles. El objetivo de NERV es la invención de unos robots también orgánicos (llamados EVAs) que se sincronizan con el sistema nervioso de los pilotos, por lo que, si el robot sufre daños el piloto también siente dolor y si el robot perece, el piloto también muere.
Los pilotos que mejor se sincronizan son niños de 14 años (Rei Ayanami, Shinji Ikari y Asuka Langley). Shinji es el protagonista de la serie pues es el hijo del fundador y director de NERV que fue abandonado por su padre para dedicarse a la ciencia a la muerte de su madre.
La serie tiene una concepción distinta al resto de animes que he visto. Mezcla una serie de géneros como ciencia ficción, religión, filosofía, psicología y sobre todo algo que me ha dejado impresionado es el gran hincapié que hacen en la vida más íntima y personal y los pensamientos y sentimientos de los protagonistas. Como todo anime tiene sus puntitos de comedia, eróticos y guarrillos y las típicas situaciones en la que cuando teníamos 14 años (y ahora también, jejeje) soñabamos encontrarnos.
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